El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) vaticinó este lunes que el flujo de dinero que envían los emigrantes a sus países de origen caerá este año, tras casi una década de crecimiento, debido a la crisis económica mundial y las fluctuaciones cambiarias.
Y es que para muchos países latinoamericanos, las remesas del extranjero están entre las primeras cuatro fuentes de ingresos y un retroceso afectará definitivamente las economías locales.
Según el BID, el año pasado los emigrados latinoamericanos y caribeños enviaron unos 69.200 millones de dólares a sus países de origen, 0,9% más que en 2007.
Pero la tendencia creciente que se vivió los años anteriores, de hasta dos dígitos, comenzó a menguar después del primer trimestre del año pasado y ya para finales de 2008 la cifra era negativa en 2%.
Para los pocos países que han reportado datos para enero del 2009, las caídas han sido hasta de 13 por ciento, revela el periódico El País de España en su edición digital de este lunes.
"Si bien es demasiado temprano para proyectar en cuánto podrían reducirse las remesas en el 2009, esta es una mala noticia para millones de personas en nuestra región que dependen de estos flujos para cubrir sus necesidades básicas", ha dicho Luis Alberto Moreno, presidente del BID.
Explica que la crisis "castigó especialmente a industrias que empleaban a muchos trabajadores extranjeros, como la construcción, las manufacturas, hoteles y restaurantes". Las personas que envían remesas y sus familiares en sus países de origen también sufrieron las consecuencias de las alzas de precios de los alimentos y los combustibles, según explica el organismo en un comunicado.
Fluctuaciones cambiarias
El BID reconoce que las fluctuaciones cambiarias han comenzado a pesar más que antes. "Los países andinos, que reciben grandes cantidades de remesas desde España, se vieron beneficiados por la fortaleza del euro durante la primera mitad del 2008, pero desde entonces han sido golpeados por la caída del valor de la divisa europea".
A pesar del panorama sombrío, el BID ve pocas evidencias de que los migrantes se estén preparándose para regresar ya que "han demostrado que se adaptan a condiciones difíciles", según Moreno.
"Cambian de empleo, trabajan más horas, recortan gastos, se mudan de ciudad, hasta recurren a ahorros para seguir enviando dinero a sus familiares.
El regreso a casa es una última opción", agrega. De hecho, el plan de retorno para los emigrados españoles ha tenido poca acogida entre los cinco millones de extranjeros que trabajan en España, según el BID.
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