Opinión.-La preocupación por el entorno natural nunca será suficientemente resaltada. Es un tema de suma urgencia ya que afecta de manera directa a todos los seres vivos del planeta incluído, por supuesto, el ser humano. En la medida en que deforestemos, produzcamos basura no orgánica, contaminemos las corrientes y depósitos de agua, alteremos la atmósfera cargándola de gases de emisión y de ruidos estridentes y perturbadores, estamos reduciendo las posibilidades de supervivencia sobre la Tierra.
Entre las múltiples fuentes de contaminación que tenemos en San Cristóbal, hay una que resalta por manchar groseramente el paisaje de nuestro cielo y cargar (me vi tentado a omitir una “r”) nuestro río Nigua con aguas de desecho sin tratar. Me refiero a la empresa que se ubica a pocos metros del cauce fluvial y al norte de la autopista Sánchez, una vez uno cruza el puente desde el pueblo hacia Madre Vieja.
El problema que genera esta fábrica no es nuevo. Existen registros de iniciativas de la Secretaría de Medio Ambiente desde el año 2002 en las que se buscaba resolver el problema. Luego, en el 2007 hubo una especie de acuerdo para que instalaran filtros y equipos de tratamiento de agua con el fin de mitigar la gravedad del daño. Sin embargo, al día de hoy, aparte de lucrarse más sus dueños, no han hecho nada.
La Procuraduría Adjunta de Medio Ambiente, en vista de las varias denuncias que ha recibido por parte de ciudadanos afectados y conscientes, ha tomado acciones legales en contra de la empresa emisora de contaminación. Hace un par de días hubo una audiencia de instrucción en el Palacio de Justicia de S. C., en la cual se buscaba imponer medidas de coerción drásticas al administrador de la fábrica, de origen cubano, en representación de la empresa, por daños graves al medioambiente y al estado dominicano.
La jueza actuante desestimó estas medidas, pero estableció que el Sr. Varela, como se llama el caballero, tiene que firmar cada mes un libro de registro en la procuraduría adjunta de M. A., entidad que inició los pasos para apelar la sentencia. Pero mientras tanto la fábrica sigue envenenando nuestro aire y nuestro río.
Por otro lado, existen organizaciones barriales del sector más afectado, Concentración, Madre Vieja Norte, por estar más expuestos a los contaminantes que dispersa la instalación, que están dando forma a una estrategia de lucha por su derecho a la salud. Los casos de afecciones crónicas de los pulmones, desórdenes de la piel, y procesos cancerígenos son comunes en la zona. Habría que establecer una vinculación mediante métodos científicos.
En ciertas horas de la mañana y al final de la tarde, se suele sentir en diversos lugares de San Cristóbal, un olor ocre y punzante, que asemeja al que despiden las gomas al ser quemadas. Si en ese momento uno tiene la oportunidad de mirar hacia el río, sobre las inmediaciones del puente de la Sánchez, verá una neblina de humo sucio.
Es la que terminará enfermando a nuestros niños, limitando sus posibilidades de desarrollo; a nuestros padres, a nosotros mismos cuando nuestras defensas inmunológicas estén abajo, a toda nuestra comunidad. Cada día que esta empresa siga operando sin controlar sus emisiones, San Cristóbal se muere un chin.
No podemos permanecer indiferentes ante esta situación. La legislación que existe se muestra insuficiente. Nuestras autoridades municipales y provinciales parecen ignorar la situación.
¿Quién podrá defendernos? Nosotros mismos. Desde donde estemos debemos denunciar y sensibilizar, expresarnos a viva voz, movilizarnos, dar seguimiento a los procesos judiciales que se incoen. La razón, el derecho, el buen sentido de justicia están de nuestro lado. Si fallamos en hacer valer nuestros derechos, es como si no los tuviéramos, peor, como si renunciáramos a ellos.
Saludos para todos,
Luciano Frías.-
Luciano Frías.-
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