Cambios en los micronutrientes podrían estar vinculados a otros signos típicos que preceden a la demencia, incluyendo la pérdida de peso y la presión sanguínea baja.
La deficiencia en folatos triplica el riesgo de desarrollar demencia entre las personas mayores, según un estudio del Instituto de Psiquiatría de Londres (Reino Unido) que se publica en la revista Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry.
Los investigadores siguieron el desarrollo de la demencia en 518 personas durante unos dos años de 2001 a 2003. Todos los participantes tenían más de 65 años y vivían en un área rural o urbana del sur de Reino Unido.
En el trabajo se realizaron pruebas de validación al inicio y al final del periodo de dos años para descubrir si los participantes tenían demencia. De forma similar, se tomaron pruebas de sangre para evaluar los niveles de folatos, vitamina B12 y la proteína homocisteína, así como el cambio en estos valores a lo largo del tiempo. Los niveles altos de homocisteína se han asociado con la enfermedad cardiovascular.
Al inicio del periodo de dos años, casi una de cada cinco personas tenía niveles elevados de homocisteína, mientras que el 17 por ciento tenían niveles bajos de vitamina B12 y un 3.5 por ciento mostraban deficiencias en folatos. A niveles más altos de folatos al inicio del estudio, mayores eran los niveles de vitamina B12 y menores los de homocisteína.
Al final del estudio, 45 personas habían desarrollado demencia, de ellas, 34 tenían enfermedad de Alzheimer, siete sufrían demencia vascular y cuatro padecían otros tipos de demencia. La demencia era más probable entre los participantes de más edad, con menos estudios, inactivos y que mostraban depósitos de la proteína ApoE.
El inicio de la demencia era más probable entre quienes tenían niveles de folatos que habían descendido en los dos años anteriores, mientras que los niveles de homocisteína habían subido.
Las personas que tenían deficiencias de folatos al comenzar el estudio eran 3,5 veces más propensas a desarrollar demencia. Los autores sugieren que los cambios en los micronutrientes podrían estar vinculados a otros signos típicos que preceden a la demencia, incluyendo la pérdida de peso y la presión sanguínea baja.
Según los investigadores, aunque es improbable que la pérdida de peso altere los micronutrientes en sangre, esto podría indicar cambios en la dieta en lo que se refiere a calidad de los alimentos consumidos.
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