Ojalá y que la paz que necesita el mundo se concentre ahora en nuestros hermanos de Haití. Todos debemos ponernos en cadena de oración y con el ejemplo predicar ayudando de cualquier forma a que los pobladores de más empobrecido país del continente puedan sobre pasar esta nueva prueba.
A los familiares de los que ya no están debido al siniestro, le brindamos la más honda consolación y que sus vidas sean en el futuro multiplicadoras de que debe haber un cambio trascendental en la vida cotidiana y los quehaceres políticos, sociales, comunitarios y humanos de esa nación y quienes la habitan.
Hoy más que nunca ellos necesitan de nuestro apoyo. Nos unimos fiel y decididamente a este dolor. Con Dios Todo. Hasta la victoria siempre.
Oscar Gómez
Oscar Gómez
Periodista-Editor
hojadeplatano
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