lunes, 16 de noviembre de 2009

Las granceras siguen dañando el río Nizao

José Dicén

Nizao, Baní.-Grupos de ambientalistas, ecologistas, cívicos, campesinos y de agricultores, ubicados en Nizao, Don Gregorio y Baní, pidieron a las autoridades de Medio Ambiente detener la depredación indiscriminada y acelerada a que tienen sometido decenas de camioneros y paleros el cauce del río Nizao, en la margen sur del puente Lucas Díaz.

Explican que luego de que fueron cerradas algunas de las granceras que operaban en toda la zona norte de este acuífero, desde la localidad de Semana Santa hasta las proximidades del contraembalse de la presa de Valdesia, ahora camioneros y paleros se han trasladado al lado sur del río, a unos 700 metros del puente Lucas Díaz, causando daños irreparables con la extracción irracional de material gravoso y sus arenas, tanto en su lecho como en sus márgenes, según denunciaron.

Daño ecológico
Este redactor pudo constatar la operación de decenas de paleros, dominicanos y hatianos, y varias unidades de volteos extrayendo grava y arenas del río Nizao a plena luz del día sin que ninguna autoridad muestre interés en parar este daño eco lógico.

Paleros y camioneros minan el mismo cauce del río extrayendo sus materiales gravosos y arenosos para la industria de la construcción, en cuyo accionar eliminan la vegetación que protege las cuencas, cavan hoyos hasta de tres y cuatro pies de profundidad y varios de ancho, minando de estas cuevas tanto el lecho del acuífero como sus márgenes este y oeste.

Julio Casilla, técnico agrícola, que administra en la zona predios cultivados de maíz, tomates y otros rubros agrícolas, expresa que además del daño ecológico que provocan los obreros y empresarios que diezman las entrañas del río Nizao, también poner en riesgo de desaparecer en cualquier momento miles de hectáreas que son dedicadas a la producción de rubros agrícolas, donde hay inversiones millonarias “en equipos, preparación del suelo, cultivos y maquinarias costosas”, aseguró.

Las extracciones se están produciendo a diario, “día y noche”, explica José Román, un agricultor que asegura, “mire aquí entran todos los días entre 30 y 40 camiones y trabajan sacando la arena más de 40 paleros”.

Empero asegura que es cuando entra la noche que ellos aceleran las excavaciones y extracción de los materiales, “esto lo convierten en un infierno desde que llega la noche, un camión sale y otro entra, mi amigo”, manifestó con rabia en sus palabras, el campesino Román.

El sitio donde se produce este crimen ecológico es conocido como Yafete o Boca del Arroyo, entre 700 y 800 metros de distancia hacia la margen sur del puente Lucas Díaz, sobre el río Nizao.

Muchos de los denunciantes de este crimen medioambiental afirman que parece haber algún tipo de complicidad entre los depredadores del río y alguien ligado a Medio Ambiente, “pues cada vez que forzamos para que vengan unidades militares de Medio Ambiente los paleros y camioneros salen media hora antes de que lleguen los guardias”, afirma lleno de impotencia, Jerónimo Pérez, de Don Gregorio.

Las sociedades Ecológica, Cívica Caltural y Feduca sostienen la denuncia.
LAS EXCAVACIONES DESTRUYEN DRENAJE
Adriano García destacó que por la intervención de la comunidad se ha logrado frenar un poco las extracciones a lo largo de los últimos años, pero los mineros paran y reanudan el proceso continuamente.

“Cuando cambian las autoridades el proceso de extracción se detiene, pero cuando empiezan a hablar en el lenguaje que ellos mismos entienden, inician de nuevo las excavaciones”, agregó.

Destacaron que las excavaciones han destruido el drenaje natural de las aguas del río, provocando serias inundaciones en epoca de lluvia que afectan el desarrollo agrícola de la zona.

“Esta práctica afecta el futuro común de las presentes y futuras generaciones, pero estamos dispuestos a luchar hasta que se nos haga caso”, dijo Ana María Diez, presidenta de la junta de vecinos La Urca.

Dijo que la destrucción de los árboles y el paisaje natural del cauce del río, ha ocasionado que en estos momentos no tenga un cauce definido, y es lo que provocado los desbordamientos de los últimos años.

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